29 de mayo de 2011

Cine


Este finde fuimos a ver la nueva entrega de "Piratas del Caribe", tras postponerlo un poco por el bien de nuestros cerebros [la gente joven y fanática en exceso de estas películas puede arruinarle la mente a uno].
Cómo decirlo....
¿Vieron cuando hay algo que les gusta mucho, pero si lo hacen muuuy seguido, se aburren? Algo así sentí con la película.
Si bien las anteriores me gustaron bastante, por supuesto la primera más que el resto, esta me dejó ese gustito a "hinchapelotez". A que ya fue demasiado.
Encima, el final ya te avisa que va a salir una quinta... así que vamos a seguir con el abuso de los piratas, por lo menos en una más. ¡El cuento de la buena pipa!

Los efectos siguen siendo buenos, aunque el Capitán Sparrow tiene un par de cosas sumamente exageradas que creo que pueden asombrar a unos pocos, pero ya caen en eso de decir "cualquieeera!", como en el Señor de los Anillos, cuando Légolas se trepa al olifante. Una cosa como esa.

La música sigue siendo muy buena, y las playas un sueño, y hasta el pirata Barbanegra me cayó simpático. Pero ya roza con el abuso que muchas secuelas sufren cuando son demasiadas.

Creo que lo mejor de la salida al cine fue lo divertido del viaje de ida, porque salimos de mi casa con el tiempo justo y nos sentamos en las butacas justo en el instante en que aparecía el castillito de Disney en la pantalla [¡suerte que había reservado las entradas por internet!]. Así que fue una mezcla de velocidad alta en nuestro vehículo transportador, y en la rapidísima compra de los pochoclos. Eso, y que los pochoclos del Hoyts son riquísimos, sin dudas.

Lo bueno es que no tuve que fumarme de vuelta al mamarracho de Keira Knightley. Penélope Cruz tampoco me gusta, pero la verdad su papel creo que pasa inadvertido. A pesar de ser "jugada" importante en esta entrega, me dio esa sensación de que no cortó ni pinchó.

En fin. Por lo menos la salida fue divertida, pero creo que es una película que tranquilamente se puede ver en la tele.

27 de mayo de 2011

Error

A veces no sé si son problemas de comunicación, o mi sobrenombre [zoqueta] es una cuestión de genética.

Le digo a madre que me traiga, ya que iba a hacer unas compras, un pincel para pintarle huevo a las empanadas [o eventuales galletitas], ya que siempre nos olvidamos de volver a comprar otro.
¿Hacía falta decirle algo más? Creo que se entendía. Pincel - huevo - empanadas - cocina.
Cuando vuelvo esa noche de la facultad, y me propongo hacer las empanadas para el día siguiente, le pregunto si había comprado el adminiculo en cuestión.
-"Sí, está en el segundo cajón".
¿Qué había? Un pincel, sí... pero de ferretería. Que, según ella, era lo mismo.

Terrible.

Elecciones

Llega ese año en que los porteños nos fumamos todo de tipo de pelotudeces de "época de elecciones". Propaganda mentirosa, repentinas ganas de hacer cosas por el país (luego de 4 años...), obras públicas, discursos por todos lados, en fin.
Pero si hay una cosa que me parece lamentable, es el "triste mensajito de doble sentido" que no sé si busca ser gracioso, o mostrar que el político en cuestión es un huevón sin límites.
Un ejemplo, del señor político de apellido "Pino", se lee en las calles (en carteles) el mensaje: "PINO SE PLANTA".
........
¡Hay que ser TARADO!
¿Y con eso la gente se supone que lo vota? Más allá de lo que pueda decir o no en la tele, que no sé ni me interesa... veo ese cartel en la calle y automáticamente pienso que el tipo es un adefesio. Sin vueltas.



23 de mayo de 2011

Una puerta que tardó en cerrarse

Si hay algo que me gustó muchísimo siempre, desde pequeña, fueron los muñecos de peluche. Siempre que podía pedía que me regalaran, o compraba yo, o los "pescaba" de las máquinas de muñecos (una gran habilidad que siempre tuve).
Con el correr de los años, y a pesar de haber ido creciendo, aún hoy esos pequeños animales estáticos suavecitos me siguen maravillando, tanto que de vez en cuando seguí comprando alguno, o me siguen regalando, y yo los sigo juntando y acumulando en mi habitación.

Esto es solo una parte, para que sepan.

Jamás pensé en regalarlos, porque para mi cada uno es un recuerdo. Cada uno tiene algo que me lleva a pensar en algo... el primer peluche que "pesqué", los que me regaló mi papá (nunca fue demostrativo, y para mi que alguna vez me haya regalado un peluche significó mucho en su momento), peluches que me regalaron mis amigos, que me compré yo en alguna salida... todo me recuerda algo. Pero en el fondo de mi corazón siempre supe que algún día iba a tener que dejarlos ir.
En estos momentos estoy planeando seriamente mudarme de la casa de mis padres en un plazo de aproximadamente 1 año. Puede parecer raro que me fije un objetivo tan a futuro, pero como sé que en breve voy a tener otro trabajo más con el cual ahorrar, ya no lo veo como "algo que puede suceder", si no como algo que sucederá.
Hoy, limpiando esta habitación, entre tanto peluche me di cuenta que no me los voy a llevar cuando me mude. Quizá 5 o 6 de los pequeñitos que son los que más me gustan, pero no todo el resto. Y caí en la cuenta de que cuando yo no esté, ellos van a quedar solos, juntando polvo, decorando una habitación sin sentido.
Me llené de valor, agarré una bolsa de consorcio muy grande... y la llené.


Puede parecer tonto, pero yo veo esto como un ciclo que cierro. No son recuerdos que quiero apartar, ni cosas que ya no me interesa tener en cuenta, si no que no necesito de estos pequeños peluditos para recordar lo feliz que me hicieron en su momento. La grata compañía imaginaria que supieron ser, y que hoy decido que quiero que lo sea de alguien más.
Yo los necesité y los tuve, ¡y pucha si los disfruté! Ahora, que los disfrute alguien más, que también los necesite.
Serán lavados y embolsados hasta el próximo día del niño (Agosto), donde buscaré alguna de esas juntadas que se hacen para enviar alimentos/juguetes a niños necesitados, y aportaré a mis amigos peludos, para que vayan a regalar sonrisas a otros rincones de Argentina.

Les digo gracias por cada momento, y hasta luego, mis amigos. Ha sido un placer crecer con ustedes.

19 de mayo de 2011

Hecho en Buenos Aires

Situaciones que siempre te arruinan el viaje en transporte público:
  • Boludo cantando canciones de cancha a todo su volumen. Obviamente, mal pronunciado, y olvidándose que al final de algunas palabras va una "S" o una "R". También acostumbran estirar las palabras: "Somooo' lo' borracho' del tablooooooooon".
  • Gente que va sin auriculares y su intento de música fuerte (ya sé que lo debo nombrar fácil 3 veces al año, pero sigue siendo molesto).
  • Dos personas teniendo una acalorada -y fuerte en volúmenes- discusión sobre lo bien/mal que bailaron la noche anterior en "Sopleteando por un sueño" (Right... ahí nos damos cuenta que, desgraciadamente, ha vuelto Tinelli a la tele).
  • Vieja que te clava la cartera esperando que con esto te convenza para dejarle el asiento. Siga intentando señora, me puede empujar el libro todo lo que quiera que no me voy a inmutar.
  • Vendedor insistente. Una cosa es el que sube y te muestra lo que tiene que ofrecer, y chau. Otra es este denso, que cuando ve que alguien no le da bola o no quiere comprarle/darle una moneda, se pone pesado y te empieza a insistir o pedir "por favor".
  • Vendedor de CD's. Sí, ese hijo de puta que sube con la radio prendida, ese mismo.
  • Vieja que como vos pagás con tarjeta (y ella tiene que pagar con monedas) te traba el camino para que no puedas pasar antes que ella diciendo "yo paso primero". "Señora, métase el asiento libre en el orto" --> disculpen mi francés, pero eso fue lo que le respondí.
  • Hombres con hedor a "transpiré a las 8 de la mañana y ya son las 10 de la noche, y sigo con la misma ropa".
  • Gente que no se lava el pelo. Lo leí en My Torbellino casualmente y tengo que añadirlo a la lista, porque el olor a grasa de pelo de unos cuantos días sin lavar es repugnante.
  • Ni hace falta que diga, la gente que se tira gases en épocas invernales.
  • Que se te siente al lado un loco que pretende tener una conversación con vos, pero ni aunque le pongas ganas la podés seguir.
  • Que el único asiento libre esté mojado por lluvia y/o extrañas sustancias.
  • Que te encuentres un hueco cómodo en el subte para apoyarte contra la pared y leer, aunque estés sin asiento, y en una de las estaciones el aluvión de personas haga que casi te tragues el libro (y te quedás en esa posición, lamentablemente).
Son libres de agregar las que se les ocurran, sé que hay infinidad de situaciones que nos ayudan a ser sumamente felices en nuestras rutinas públicas.
Y eso que no me tomo el tren...

18 de mayo de 2011

Il capo di tutti la capi

Leyendo el libro de Freddie Mercury (que salió hace pocos años, una recopilación de su vida contada por él mismo), me encontré con esta frase:
Escribo las canciones y luego las dejo. Si me pidieras que tocara ahora al piano algunas de mis viejas canciones, no podría. Las he olvidado. Me las aprendí en un momento concreto. Antes de tocarlas otra vez necesito un día para sacar todos los acordes...de mis propias canciones. (.....) Creo que nuestra música es puro escapismo, como ir a ver una buena película. Es para gente que pueda meterse dentro, escucharla, olvidar sus problemas durante un rato, disfrutar dos horas, y eso es todo. Salen de nuevo y regresan a sus problemas, y vuelven a por más la próxima vez. Realmente debería ser así.

Automáticamente lo relacioné con mi innata capacidad para olvidar un excelente libro, o una buena película al tiempo de haberlo leído/visto (a menos que lo haga repetidas veces y me la sepa de memoria, como me pasa con Corazón Valiente).
Siempre me preocupó eso, pensaba que tenía problemas o algo en el cerebro... ¿cómo puede ser que me olvide los libros que leo? También pensé que sería porque leo rápido, pero por más que lo intente (leer más despacio), no me sale. Es como tratar de almorzar, estando sola, en más de 10 minutos. Imposible.
Ahora que vi esa frase, por alguna extraña razón, me quedé más tranquila.
Si alguien a quien admiro tanto (a pesar de ya no estar) dice eso...

No me juzguen, ¿acaso no hay boludos que usan frases estúpidas de fútbol como lemas en su vida? Come on.

16 de mayo de 2011

Series

Nunca me engancho con las series de HBO, a pesar de tener el canal en casa, sin saber bien el por qué. Me doy cuenta de que la calidad de sus series es muuuucho más alta que la de cualquier sitcom de las que acostumbro ver, pero como la fiaca puede más que todo, jamás le di bola ni a "Band of Brothers" por ejemplo, ni ninguna de esas.
Siempre hay un comienzo para todo. Porque esta fiaca terminó el día que me llegó esta serie nueva. Basada en libros (esto, para mi, siempre es interesante, como buena vampira de letras que soy), ambientada en un mundo medieval fantástico, donde lo que vamos a ver son las peleas y amistades entre los diferentes reinos que forman este pequeño universo. Gente garca, gente buena, amores, desamores, traiciones, huevos de dragón, huargos y felicidad.

Les presento, por si aún no la conocen, "Game of Thrones".


Un capítulo nuevo se estrena cada domingo por HBO, y también por supuesto se puede ver online, cosa que hago yo porque no soporto la espera :P.
Por el momento hay 5 capítulos excelentes, sin desperdicio. Si les gusta este tipo de cine, fantástico y medieval, no se la pueden perder. El formato "serie" no tiene ningún desperdicio. Excelentes actores, ambientación, y ni hablar de la música. Acá les dejo también el video con el tema de inicio.


Espectacular.
Lo que sí, puede pasarles que su rostro sufra una severa transformación en el período que comprende la finalización de un capítulo, y la tortuosa espera del estreno del siguiente.
Una cosa así:

Conste que les avisé eh.

11 de mayo de 2011

Bdeh

Viste cuando no tenés ganas....?
Bueno, eso.

Y recién estamos a mediados de mayo. La que me espera!

3 de mayo de 2011

Haciendo Buenos Aires

Alguien debería decirle al pobre de Macri que Buenos Aires no tiene que ser HERMOSA si no PRÁCTICA.
La cantidad de boludeces que hacen que se corte el tráfico en distintos puntos importantes de la ciudad, o que se reduzcan, es una pelotudez total.
Estaría bueno por ejemplo mejorar los subtes, que son más viejos que las bombachas de mi bisabuela. O los trenes... O *inserte aquí algo que seguro hay más*.
Dejar de parir o de poblar la ciudad evidentemente no es una opción viable, así que yo apuntaría a otra cosa. Todo muy lindo que el turista vea la ciudad "enchulada", pero los que vivimos acá todos los días no somos los turistas.
Hoy tardé 2 horas en hacer un viaje de mi casa al centro cuando usualmente tardo 50 minutos. Y ME TOMÉ EL SUBTE, EH. Para que no me digan después "andá en subte, es más rápido".

Mis polainas.