30 de agosto de 2012

Irónico

Hace poco me tocó hacer uno de esos viajes monstruosos de colectivo para ir a ver un cliente, cerca de Constitución. El colectivo que me dejaba ahí, yo ya sé que se suele trabar en la barrera de Av. Nazca y Av. Rivadavia, y preveo que el viaje no es de menos de 1 hora. Por lo tanto, además de paciencia, me llevo siempre algún libro copado.
Estaba yo sentada en paz cuando se me sienta al lado una mujer con uno de esos libritos para colorear de mándalas. "Que buena forma de relajarse", pensé, mientras imaginaba que esa mujer debía de tener un poco de paz interior. Esa paz que los mándalas, el yoga, y las cosas locas de la vida nos pueden proveer. Hasta pensé que en algún momento podría intentarlo yo, para apaciguar un poco algunos arrebatos de locura que suelo tener semanalmente. En fin, la cosa es que creí que esa mujer era una mujer tranquila. Esas deducciones que uno tiene cuando está al pedo en un largo viaje...
Llega la barrera del mal.
El colectivo, por supuesto, se traba. Yo ni pelota, estaba chocha leyendo el libro y no me importaba para nada el horario ya que no tenía una hora fija para llegar al local.
5 minutos. Nada.
10 minutos. Nada, colectivo mega trabado.
15 minutos... y mi compañerita de asiento empieza a romper las bolas. Sí, la de los mándalas. La que yo pensé que era tranquila.
Miraba la hora, miraba para adelante, se asomaba para ver la barrera (sí, vas a solucionar algo. Capaz tenía una mirada poderosa y creía que mirando fijamente al tren lo iba a acelerar...). Chasqueaba la lengua. Murmuraba. Y se puso DENSA. MUY DENSA.
No me podía concentrar en el libro porque la tipa a pura queja me jorobaba cada dos minutos.



Después de que pasó la barrera, se empezó a quejar de cualquier cosa, hasta cuando el pobre infeliz paraba para dejar subir gente.
Antes de bajarme le dediqué un "PERO QUE HINCHA PELOTAS EH", en la última queja que le escuché. Hubiera estado mejor poder convertirme en Bane (si no vieron la última de Batman son unos herejes de primera) y apoyarle la manito como él hacía en la película, pero como todo no se puede me conformé con imaginarlo.
¡DENSA! ¡PA QUE MIERDA QUERÉS LOS MÁNDALAS VOS!

22 de agosto de 2012

Charlas

Ayer estaba volviendo de ver a un cliente, en uno de esos viajes eternos de colectivo que parece que uno no llega más.
Tenía un libro a mano pero me colgué, vaya una a saber por qué, mirando por la ventana. Y entre cuelgue, descuelgue y vuelta a colgarme escuchaba fragmentos de una conversación entre un ancianito (de esos tan ancianitos que cuando hablan pareciera que patinan los postizos), y un hombre de unos 40 años más o menos.

Empezaron hablando de que los chinos, paraguayos, bolivianos, peruanos y etcéteras vienen acá a trabajar y a ocuparnos lugar porque acá los dejan entrar sin pedirles nada, y que ellos dicen que vienen a vivir a Argentina porque no les exigen nada y pueden vivir tranquilos. Seguido a eso, típicos comentarios racistas hitlerianos sobre lo desgraciados que somos por tener esas gentes en nuestra limpia comunidad. Era un tema poco interesante, así que mi oreja se bloqueó y volví a colgarme con la ventana.

<Bajada a la realidad> "(...) Y con esto de la internet ahora nos pueden controlar todo, tienen nuestros datos, donde vivimos, saben todo" <Colgada de la ventana>

(Inserte período de tiempo aquí)

<Bajada> "(...) Y cuando una pareja se pelea y discute, es porque tienen el demonio metido adentro. Porque todos somos pecadores (...)" <Colgada>

(Tiempo)

<Bajada> "(...) Todos nos tenemos que redimir de nuestros pecados, el Señor ya no va a resucitar pero nos va a venir a salvar solamente cuando aceptemos que estamos obrando mal. Él me lo dijo (...)" <Colgada mientras pienso "ah??">

(Tiempo)

<Bajada> El hombre que estaba a su lado le comentó, y no sé cómo fue la conversación a parar ahí, que había ido a pagar algo y no pudo porque se había caído el sistema. El anciano sabiondo le decía "Cuando se cae el sistema es que en los Estados Unidos nos están controlando, es la forma que tiene la tecnología de controlarlos a todos. Tocan sus botoncitos y ponen numeritos y nos tienen a todos controlados (...)" <Colgada mientras pienso en la Matrix>

Creo que en la última que me descolgué de la palmera y escuché algo más, seguía hablando el viejito en un monólogo sobre jesucristo el salvador, y que el pecado, y la vida y la muerte, blablabla hasta que el pobre hombre que estaba a su lado se bajó, y el viejo quedó murmurando en voz muy baja algo que quien sabe qué sería.
Cómo es que pasó de hablar con todo el racismo posible sobre extranjeros que viven acá, pasó por internet, siguió con el salvador jesús y el pecado, y terminaron con algo sobre los sistemas yanquis y la redención....no tengo la más mínima idea.
Interesante la ironía de ser un católico tan creyente, pero despreciar abiertamente a otros porque vienen de otro país y "te están robando". Y todavía lo despidió al otro con un "Dios te bendiga" cuando se bajó.

Que jodeputa, el viejito flashero.

20 de agosto de 2012

Desconsideración

Tengo una duda existencial respecto a un tipo particular de ropa interior femenina.
¿No se venden corpiños con un rellenito aunque sea mínimo para señoras grandes? Ni siquiera estoy diciendo un tipo push-up, sino algo, con un poquito de forma, aunque sea un toquecito de algodón...ALGUNA COSA. Porque sinceramente me está dando un poco de impresión últimamente notar los corpiños que usan esta raza de mujeres de edaddd avanzada.
No sé qué les pasará a ustedes, pero yo estoy cansada de ver esas berenjenas blandas que se bambolean para todos lados cuando caminan, rozando la buzarda, ¡y encima con TIMBRES!

¡Señora no sea sucia de mierda y póngase algo, por el bien de sus senos y la vista del resto de las personas!

¡Por un mundo SIN BERENJENAS MADURAS BAMBOLOSAS TIMBRUDAS!

13 de agosto de 2012

Aprender

A una semana nomás de habernos mudado, ya nos empezamos a dar cuenta de esas pequeñas cosas de las que uno no está al tanto cuando todavía vive en la casa de sus padres. Esas cosas que te dicen siempre, sobre todo cuando te quejás de ayudar en algo (ejemplo: ir a hacer las compras), pero no terminás de "entender" del todo (o te hacés el boludo, ¡bah!).
En este poco tiempo ya nos dimos cuenta que ir al supermercado es un viaje de ida. Comprar la comida no es cosa fácil, tanto por el tiempo que se invierte como por el dinero. Los sueldos no crecen exponencialmente con el precio de las cosas, esto lo sabemos todos, pero hasta que no tenés que ir con TU sueldito de morondanga al supermercado a apañarte de las cosas necesarias, no terminás de caer en esta realidad de mierda donde a veces te conviene comprar una lata de arvejas marca COTO, porque la de INCA sale dos pesos más. Donde si querés darte el gusto de garpar 20 mangos un queso (que es sinceramente eso, un gusto, porque te dura lo que un pedo en una canasta) por ahí tenés que decir "bueno, X cosa la compro en la próxima". Y ni hablar si tenés gente a comer a tu casa y no querés pasar por rata y tener solamente agua y galletitas pedorras (¡con suerte!) para ofrecer.


También nos damos cuenta que no es lo mismo convivir solos que en una casa con más gente. Nosotros al menos, vivíamos los dos juntos pero con mis viejos. Si bien siempre estábamos encerrados en la habitación (donde estaban las computadoras, la play y la cama: las tres mejores cosas de la casa), había situaciones que compartíamos. Algunas noches safaba de cocinar. La ropa se lavaba toda junta y mi vieja tenía la costumbre de hacerlo antes que el resto de la humanidad siquiera piense en despertarse. Planchaba en momentos extraños de la noche sin avisarle a nadie. La casa la mantiene limpia una señora que va dos veces por semana. Las compras las hacíamos entre todos en distintos momentos.
Acá tenemos que aprender a ir turnándonos para hacer las cosas. Yo cocino siempre, eso seguro, pero a veces él se ofrece por lavar los platos. Todavía no pude lavar casi nada de ropa porque hubo pocos días sin lluvia (hoy recién, pero tres boludeces) así que estuvimos aprovechando un lavadero que hay cerca, pero al menos él planchó sus camisas. Nos peleamos porque le pasa un trapo al piso pero yo lo sigo viendo sucio (no es que soy enferma, es que este piso es re buchón). Y a todas esas cosas que los que viven solos hace tiempo ya deben saber, hay que sumar que yo muchas veces trabajo los fines de semana. Hoy sin ir más lejos, se iban mis suegros después de pasar el día con nosotros a eso de las 8 de la noche y yo ya miraba con tristeza el plano arriba del escritorio, esperándome, porque lo tenía que entregar antes del lunes. Ahí se me fueron dos horas de mi libertad.


Mudarse los primeros días de mes también trae consigo esas perlitas divinas de la vida, a nosotros por citar un ejemplo a los dos (sí, D O S) días de estar acá adentro, nos trajeron la boleta de las expensas. ¡Unos divinos totales! ¡Y todavía el reventado del administrador me dio la bienvenida al edificio mientras me daba el palelito del infierno! Y ya el viernes, abajo de la piedrita de entrada que usan para sostener las boletas de todos los inquilinos y que no se vuelen al carajo con el viento, la boletita de gas. Manga de hijos de puta, ¡ese gas es del mes pasado!

Es increíble lo que cambia todo a sólo 8 días de vivir en otra parte. Y obvio, todavía no me acostumbro. Sigo sintiendo que estoy de vacaciones, como si fuera un alquiler temporario. Pero en este caso todo lo que hay de la puerta hacia adentro, es NUESTRO.

Que extraño poder decir eso. Aunque el sueldo no alcance, aunque nos apretemos en otras cosas, aunque puteemos al sistema porque no ganamos mejor...ES GENIAL.

7 de agosto de 2012

Otro comienzo

Y así un día, un 4 de agosto de 2012, a seis meses más o menos de cumplir 29 años, me fui de la casa de mis viejos.
Mientras escribo esto disfruto del silencio de este edificio, que al menos por dos años, si todo sale bien, me verá vivir entre sus paredes. Nos verá, bah, ya que aparte de que estoy empezando a ver esto de vivir sin mis padres, estoy empezando esto de vivir con otra persona.
Es todo tan raro, tan nuevo. Miro los adornos, la cocina, el baño, la habitación, y creo que no caigo todavía que todo esto es nuestro. Que realmente este va a ser nuestro hogar.
Se siente extraño y genial a la vez.

Por las dudas, ya empecé a pelear por la tapa del inodoro :P