Señor, señora. Usted está tranquilamente en la comodidad del café, charlando con su marido/esposa/whatever; pensando "Si total mi adorable criatura está acá al lado en los fichines, jugando, y nada le puede pasar".
Usted está tranquilo porque sabe que esos juegos con fichita no le hacen daño a nadie. Meras calesitas con movimiento lento, y musiquita pseudo satánica.
Eso es lo que usted, inocente palometa, cree. ¡Pero la vida no es así, no!. ¡Es cruel, despiadada, y maloliente!.
¿Quién puede dudar de estos pequeños e inocentes juegos de creaturas?. USTED DEBERIA.
Ayer mientras me disponía a comprar mis fichas de la felicidad en un lugarejo de videojuegos en el centro de ésta ciudad, topóme con una calesita de muy dudosa procedencia.
Notese no solamente la dudosa posición en que estos simpáticos payasines se encuentran, si no también la perfecta redondez de sus duros traseros, y lo bizarramente sexual del asunto de que los niños se suban encima. No conforme con tener al payaso en 4, el degenerado reverendo jounagranput dedicó tiempo preciado en dibujar perfectas caras de goce tremendo, como para que todo este juego sea un combo explosivo digno de una gran frase de Machito Ponce "Ahora te voy a poner a Gozal".
MIREN ESA CARA POR DIOS
La cara del personaje, mientras se aferra con ambas manos al caño, en esa posición...perdonenmé, ¡pero si yo tuviera hijos ni en pedo los dejo subir a esa mierda de juego!. Señor creador de payasos libidinosos: Usted me da asco.
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