Ni me toca el corazón.
Resulta que este señor Tinelli, conocido empresario conductor y, tristemente, cara de la televisión argentina con sus paupérrimos programas; tiene la habilidad de "emocionar" a las personas con esa verdurita de "cantando por un sueño", "bailando por un sueño", "pedorreando por un sueño" y todas cosas así.
Claro, la gente mira el programa (La gente que lo mira y admira), y se emociona hasta el último vello porque el tipo ay que bueno es, anda regalando plata y haciendo cumplir el sueño de muchas familias que lo necesitan.
Si esa sola fuera la realidad, estupendo; el flaco tiene plata de sobra y puede hacer lo que quiera. Y bien por él si aprovechara para hacer algo bueno por los demás.
Pero ésta no es la realidad. Es una fachada.
El señor este, tan bueno y condecendiente que es, tan amable y sonriente, resulta que se compró miles de hectáreas (2500) en la provincia de Chubut (Patagonia Argentina). ¿Para ayudar a alguien?. ¿Para hacer el bien como él hace en la televisión?. No señor, para construir un megaproyecto turístico.
¿Cuál es la parte graciosa del asunto?. Que para esto tiene que desalojar a 30 familias mapuches de la zona.
¿La parte irónica?. Que el complejo va a llevar nombre mapuche.
La pista de esquí más grande de latinoamérica trae consigo dejar a 30 familias, nativas, por ley de la naturaleza dueñas de esas tierras; sin hogar. Sin nada.
¡Bravo Marcelito!. Total la gente le da bola a lo que ve en la cajita mágica de la televisión. Y viendo eso Marcelito le da ayudita a la gente que no tiene. Total, los mapuches no salen en televisión.
Qué irónico.
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