Querido aparato respiratorio:
¿Cómo estáis?. ¿Cómo os sentís en el día de la fecha?. Pues de seguro que no muy bien. No, no es que me dedico a la videncia y la adivinación ahora, si no que siento la gran molestia en la garganta.
Antes que el lector lleve su imaginación a cualquier parte menos la indicada, aclararé que me refiero a un podrido dolor de garganta que me acecha hace ya más de una semana.
Ahora, lo gracioso, querido aparato respiratorio es que ya no fumo. Ni un puchito, hace muchísimo. Y lo más gracioso aún, es que el invierno se está alejando lentamente y el fresco-fresco está dejando de aparecer.
Entonces, querido mío, ¿Por qué os quejáis de esta forma?. ¿Qué queréis?.
Me rompéis las pelotas, me rompéis.
Agradecería dejáseis de dolerme tanto, tanto que cada vez que toso siento que me sale un Orco desde el fondo de las fauces.
Ten un buen día, y con mi mayor consideración, deja de romperme las carótidas.
Atentamente,
Ariadna.
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