A través del tiempo, nosotros los consumidores nos hemos topado con un sinfín de ideas que nacen a partir de otras, queriendo ser originales, pero que de original no tienen un pito.
Un ejemplo claro de los más
nuevecitos, son los chicles
topline kisses (
espantósicos) que salieron al toque que los
beldent infinit (
del cual, dicho sea de paso, me declaro adicta).
Por supuesto no solamente en alimentos y afines encontramos claras muestras de la poca originalidad de algunos, y de severas competencias por controlar el mercado. No, no señor.
La industria fílmica de Hollywood también peca de poca originalidad, y no solo en la actualidad.
Tenemos varios ejemplos a lo largo de los años.
Hoy voy a tomar un caso puntual. El caso de la pequeña ola de filmes acerca de peces asesinos ("ola", ¿entendés?).
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Por un lado nos vamos hacia el año 1975, año en el cual se estrena la película TIBURÓN, llevada a la pantalla grande de la mano del Señor Steven Spielberg. Basada en una novela de la época (que justamente estoy terminando de leer), esta película nos lleva a las playas de Amity, costa de Estados Unidos (obvio, TODO ataca Estados Unidos, no sólo los extraterrestres), típico pueblo de veraneo, donde enderepente un tiburón gigante blanco decide pasar por ahí y alimentarse de pobres giles que se encuentren nadando por donde él anda merodeando.
Obviamente lucraron con una segunda película, cuyo poster es casi igual, sólo que la minita a la que persigue se ve de frente (?) y no nadando de perfil. Una locura total.
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Por otro lado, a los dos años de salir "Tiburón", en el año 1977 (un año antes de que saliera "Tiburón II"), salió una originalidad impresionante del mundo marino que se llamó
"ORCA - la ballena asesina".
¡¡QUÉ BRILLANTE!!
En esta ocasión el pequeño pecesito se enoja para la mierda cuando un pescador le mata a la señora y al futuro hijo, y sale a romper todo. Digamos que al menos la historia no es igual que el guacho anterior, que pasa por la playa y se morfa todo lo que encuentra: esta al menos es una historia de venganza.
Gracias a dios no tuvo secuela.
¿Esto se termina acá? ¿Fueron estas las únicas películas de la época que se basaron en melodramas marinos? No señor. Para nada. Hubo otras películas, que por falta de presupuesto, o falta de paciencia para seguir promoviendo filmes del estilo, quedaron en un rincón del olvido y no pudieron disfrutar siquiera un segundo de gloria.
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Allá por 1978, se filmó esta maravillosa obra de la mente original de un talentoso director cuyo apellido nadie recordará nunca,
"EL DELFÍN MANIÁTICO".
¿Acaso creían que los delfines eran todos criaturas hermosas que hacen ruiditos simpáticos? Error.
A este delfín se le cruzan los cables, y luego de hacerse unos implantes de colmillos para poder morder como se debe, sale a patrullar las playas de Estados Unidos (¡Qué original!) y se dedica a matar gente, revolearle plancton a las viejecitas, comerse las mascotas de las personas que llevan a sus perros a las playas, y hacer caca cerca de la orilla para molestar a los veraneantes.
Un guacho de aquellos. Pero no pudo competir contra el Tiburón y la Orca, y quedó en el recuerdo de unos pocos.
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La cosa no termina ahí. En el año 1979, la empresa "Nonoscopiamos S.R.L." intenta lanzar en el mercado fílmico-marino
"EL PEZ ESPADA BRABUCÓN".
Toda familia tiene una oveja negra, y en este caso, este desgraciado adolescente, rebelde, metalero, con el tatuaje de un ancla en uno de sus costados; sale a robar carteras y monederos a las personas que se paseen cerca de las playas (¡De Estados Unidos! ¿No es increíble?). También escupe a los turistas, y les clava la punta de su nariz a los niños distraídos en el medio del trasero.
Otra pérdida de tiempo y de dinero para algunas empresas fílmicas, que nunca llegó a nada. Solo a ser un mero recuerdo de algo que pudo ser, pero jamás lo fue.
Un minuto de silencio para aquellos filmes originales que nos perdimos, por la negligencia de unos muchos.
Y, seriamente, un minuto de silencio para la originalidad de las grandes mentes que, lamentablemente, controlan nuestro mercado, y se roban uno a otros sin descaro. Que en paz descansen.