19 de julio de 2007

Ella y yo

Generalmente, cuando me levanto, encuentro a mi adorable can durmiendo en su colchoncito o la escucho corriendose la cola en la terraza, o esas cosas lindas que hacen los perros.
Esta mañana me levanto y apenas abro la puerta, la tengo sentadita ahí, ya mirándome con las orejas caídas. Hummmmm......señal de que le pasa algo, let's see.
La chequeo un poquito, a ver si es ella, si tiene fiebre, si se lastimó....nada en absoluto.
Se va caminando despacio, la sigo...y me lleva hasta la cocina. Acto seguido se acuesta, aún con las orejas caídas, y hace un suspirito con ruido a "hice algo mal".
Miro la puerta que lleva a la terraza (Donde ella no sólo se corre la cola y le ladra al vecino, si no que es su toilette): cerrada.
Miro al lado donde ella se acostó: sospechoso líquido amarillo.
Se hizo pis en la cocina, me vino a buscar para pedirme perdón y para que la abra la puerta. Cuando se la abrí corrió tan rápido a la terraza, que no terminé de darme vuelta cuando ya estaba arriba.

Ay ay ay, estos animales y su comunicación. ¡Que no me vengan a decir que no son inteligentes!.

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