27 de febrero de 2006

Nighty night

Caminaba lento aprovechando la hermosa noche. ¿Hace cuánto no hacía este fresco en la ciudad?. No podía recordarlo. Se miraba las mangas largas...le parecía como en un cuento, una ilusión esperada. Le gustaba mucho el frío, sí...y en esta época se lo extraña más que nunca.
La luna reflejaba su luz cuasi-llena en el medio del cielo grisáceo. Alguna que otra nubecita simpática la escondía, para luego dejarla ser vista en todo su esplendor una, y otra, y otra vez más. Se escuchaba en la lejanía un par de perros ladrándole a vaya uno a saber qué, y algún que otro gatito buscando un amor perdido. El viento levantaba las pocas hojas caídas de los árboles susurrando una canción inentendible, pero hermosa al oído.
La plaza desolada, estaba inquieta como un niño que espera ansiosamente un regalo. Las palomas abrigadas en la copa de los árboles y el silencio ensordecedor de las casas en derredor invitaban a pasear entre la arboleda y los juegos. ¡Las hamacas estaban vacías!. Y la tentación muy grande...
La sensación de alejarse y volver a la tierra una y otra vez es imperdible. Los pies colgando, el pelo flotando entre el aroma a pasto mojado, mientras se siente que se puede llegar más y más cerca a la luna. Y otra vez la nube que quiere tapar pero se va, como en un juego amistoso al que ambas están jugando simpáticamente. Sonreía...era un momento mágico.
Volvió a casa lentamente, con la certeza de que a pesar de que el día no haya sido del todo productivo, la noche ha logrado lo suyo. Se alegró pensando que había sido una de esas formas que tiene la vida de decirnos "Acá estoy...no te olvides".
Qué bueno que pueda darse cuenta. Qué bueno que existan esos momentos.
Y llegó silbando una canción inentendible... :).


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