Ahora si.
¿Quién no se acuerda de cuando éramos más pequeños, nuestros gloriosos años golosineros? Con todo tipo de golosinas que re daban, como el patin relleno de pastillitas que nos colgábamos al cuello, las casitas con pastillitas coleccionables, los yummies que traían más de tres soretitos (Ahora encima que sale 50 centavos trae 3 muñequitos locos -_-).
Uno iba con un peso al quiosco y se llenaba la bolsite de golosinas. Y pasaba una tarde de colesterol feliz, disfrutando de la vida.
¿Hoy que pasa?
¿¿Que pasa señores??
La golosina HA AUMENTADO DE PRECIO. SI. Inminentemente nos han regado el mercado con unos precios que son incalculables. Uno va al quiosco con un peso, y no compra un sorete, más que un chocolatín o ni eso, ya que el pocholate ha aumentado notablemente. (Y el barato tiene un extraño sabor no feliz).
Antes con un peso, se podía comprar 10 chocolatines.
Antes con un peso, se podía comprar un kinder sorpresa.
Antes con un peso, se podía comprar una bolsa con 30 palitos de la selva...
MOMENTO...antes? ¡NOOOOOOOOO! ¡No señor no no! Porque todavía hay personas que no coartaron la magia. Todavía hay personas que piensan en el niño que con sólo 10 centavos quiere disfrutar no uno, ni dos, sino TRES suculentos caramelos con adivinanza incluída. Todavía hay muchachos que saben lo que quieren para su niño interior.
Por eso este post va para vos, ¡maestro!. A vos que estás ahi cada día, poniéndole el pecho a la aumenticidad (?) de precio, diciéndole ¡NO! a los cabrones que nos arruinan la felicidad golosineril.
A vos, Pacho querido, gracias por la magia.
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