Encontróbome yo en la puerta de la facultad de agronomía esperando (im)pacientemente al dichoso transporte, cuando lo diviso a la lejanía y mi corazón rebozante de felicidátt esperaba el momento de subir al susodicho coleptivo y asi retornar a mi cálido hogar.
Lo que yo no sabía pues, ¡era la gran aventura que alli me esperaba!.
Para comenzar, he conocido lo que se llama "El pasajero flameante" (No no, no es como la tortilla flameada, ¡no!), se trata de aquel personaje que tiene la ardua tarea de subirse al coleptivo pero nuestro humilde servidor (Al que cariñosamente apodaré "Jueunagranpu"), a viva voz de "Rapidiiiiito rapidito vamosssssssubiennnnndoooooo", se olvida que para que alguien suba ha de frenar; y sigue avanzando de a poco, logrando lo siguiente:
Pobre Jueunagranpu, sufría de una enfermedát mortal llamada "Incontinencia bocinil" lo cual se traduce como fobia a sacar la mano de la bocina.
Asi Piiiiiiiiiiiipiiiiiiiiiiiiiiiripeando en cada aceleración que realizaba, me acompañó todo el viaje hasta mi casa, que consta de unos 15 minutos (Transformados en horas dada la situación de molestia) y me propinó un hermoso buen comienzo de la mitad del día. (Nótese el sarcasmo)
Por supuesto no era el unico que sufría inconcitencias, aún desconfío de la señora a la que amablemente le cedí el asiento: creo que sufre de incontinencia estomacal, ya que en modo de agradecimiento copó el aire con un perfumado aroma (Entre nosotros: se rajó un tremebundo pedo) ¡Gracias señora! ¡Su pedo es vital para mi!
Asi, a los santos gases (De rapidez y de los otros, señora la maldigo), he llegado a mi casa, he bajado del colectivo no sin antes propinarle a Joeunagranpu una mirada de "Metéte la bocina en el ahujero del colon" y luebo, continuar a pie el retorno hacia mi hogar.
Fin.
P/D: Gracias Lady por pasarme el txt para hacer essssssssssssto
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