29 de agosto de 2011

Sin escapatoria

Con novio siempre planeamos meticulosamente nuestras salidas al cine no sólo basándonos en aquellas salas donde nos acepten los maravillosos descuentos (CinemarC de palermo garcaaaaaaaaaa), sino también de acuerdo a la NO posibilidad de compartir la película con personajes adefésicos molestos.
El problema son aquellos cines donde te salvás de una cosa, pero la cagás con otra... como ser el cinemarC de puerto madero.
Pro
No hay pendejos insoportables porque para llegar a dicho cine necesitás:
a) Auto y/o alguien que te lleve en dicho vehículo móvil.
b) Tener muuuchas ganas de caminar por Puerto Madero largas cuadras.
c) Dinero de sobra para taxi.
Contra:
A los ricachones les sobra la guita, se cagan en la necesidad de descuentos o cosas raras (¿Descuento? ¿Qué es esa cosa de pobre?) y se la pasan hablando toda la puta película o boludeando con el re puto blackberry de los cojones.

Así que al final, una quiere aprovechar el hecho de que está lejos de "la civilización" que siempre contamina las salas de cine, pero se termina fumando a estos malditos adinerados que les da lo mismo charlar en el living de su casa o en un lugar donde tuvieron que poner 34 pesos para poder entrar.
¡Pero me cago en la puta!

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