4 de abril de 2010

Costumbres culinarias

En semana santa, en mi casa siempre estuvo la costumbre de cocinar paella, el jueves o el viernes santo. Desde mi abuelo hasta mi viejo, la "paellera" de la familia, de esas de antes que duran más años que una tortuga, fue mutando la receta de esa maravillosa mezcla de calamares y arroz; y llegó hasta mi.
Si bien mi viejo siempre tuvo una mano de oro en la cocina, la vida y una adolescencia de problemas gástricos [que incluyeron una extirpación de vesícula + cálculos, entre otras cosilias] me enseñaron que esas cosas que parecían tan ricas, rompían más de un hígado, por lo que suelo adaptar todas las recetas a lo que creo sabe y se siente mejor. Aunque ya ni las adapto, directamente uso otras, y de paella hace unos años encontré unas en internet que además de quedar "de re chupete", no caían como bombas de estruendo, cosa que la paella suele realizar.
La vida me llevó a trasladar la cocción de la paella por primera vez a la casa de mis suegros este fin de semana largo. Todo un acontecimiento, ya que si bien ya la había cocinado con éxito dos veces, estas "primeras veces suegriles" te trulan un poco los nervios.

Miren que pinta, que presentación. Me re pasé.

Finalmente fue un éxito de taquilla. Y mi futura segunda familia, parece que va a querer adoptar como propia la costumbre que de años venía practicando con los míos, ya que esta misma tarde andaban organizando la paellada para el año que viene :P.

2 comentarios:

Mr. Popo dijo...

La verdad que sí tiene buena pinta. ¿No te habrá ayudado Narda a escondidas, no?

Zoqueta dijo...

No no, de hecho, preferiría que me ayude Blanca Cotta...Narda me parece demasiado caracúlica para la vida feliz que lleva XD