8 de septiembre de 2009

Colmos

Colmos, colmos.
Los hay de todos los colores, formas, tamaños. Y en todo lugar. Y además...hay colmos para todo tipo de situaciones de la vida cotidiana.

Es saber popular que el argentino, en muchos rincones de este país [Porque no es solamente en Buenos Aires que lo he visto] no se calienta en lo más mínimo por la ecología. Lo vemos a cada paso que damos, nomás salir de nuestras casas. Basura en las veredas, en las cloacas, caca de perro por doquier.
La gente tiene incorporado hábitos difíciles de erradicar. Como ya habré nombrado [Ok, ya me he quejado, mejor dicho]; abren el paquete de puchos y tiran el envoltorio al aire, tiran el boleto apenas bajan del colectivo...hasta los he visto tomando gaseosa en botella de plástico y tirarla por la ventana del colectivo como si nuestro mundo fuera una gran bolsa de basura.
Y como dije no es sólo el porteño, al que todo argentino tilda de mugriento además de arrogante. Caminando por ejemplo por un cerro en Bariloche, ví bolsas de basura y pañales cagados colgando de los árboles en el medio de la montaña. Y no podemos echarle la culpa siempre al turista, porque eso es de tarado.
¿A qué viene todo esto que todos deberíamos ya saber?. Enfrente al edificio de mi facultad, tenemos árboles en la vereda, como en la mayoría de las veredas de esta ciudad.
Pero éste árbol no está feliz ahí parado y respirando. Tiene sus ramas llenas de bolsas de basura, que una vieja vecina inmunda del edificio bien pegadito al nuestro tira desde su ventana. Y no sólo que te da asco ver al pobre arbolito ahí lleno de vaya una saber qué demonios, sino que en una de esas bolsas, una pobre palomita decidió hacer su nido.



No sé si se llega a ver, pero esas pajas que se ven saliendo de arriba de la bolsa son del nidito. Y diga que el día estaba horrible, porque sino seguro habría pescado a la palomita empollando arriba.
Es como una gota que rebalsa el vaso. Como la montaña sin fín de basura que ví desde la ventana del colectivo cuando pasaba por Avellaneda. Como esos nenes jugando descalzos, y esos cachorritos desnutridos corriendo por encima de la mugre embarrada.
¿Y cómo puede ser que la gente no se de cuenta que no puede vivir un presente con tanta asquerosidad que ella misma provoca?. No se puede no hacer nada al respecto. No reciclamos, no separamos la basura, no tiramos las pilas donde deberíamos porque ni siquiera nos dicen donde tirarlas, gastamos luz al pedo porque eso supuestamente nos da seguridad en una sociedad mugrienta donde no podés vivir sin estar pendiente de que no te maten, y tantos otros ejemplos que se podrían evitar.
Es increíble ver como la mayoría de las personas se maneja en el día a día, cagándose en lo que pueda afectar al otro o a su mismo entorno. Que realmente no se dan cuenta que lo que están dañando es nuestra tierra, nuestra casa, este lugar donde vivimos ahora. O de verdad, no les interesa un corno lo que pueda pasar mañana.
Y es una actitud ciento por ciento egoísta, y ciento por ciento de mierda.

Qué se puede esperar, si siquiera podemos guardar un puto boleto de transporte en un bolsillo...

3 comentarios:

Onirica dijo...

es simple, lo que esta gente piensa es que "faltan millones de años para que el mundo explote de contaminacion y yo no voy a estar vivo ya, jajaja, que vivo soy, que se jodan mis architataratataranietos"

yo, gracias a dios si hago cosas, por mas pequeñas que parescan

por ejemplo, no dejo ningun artafacto prendido en sleep, y ahorro casi un centavo por minuto de luz y ahorro energia. Tambien me abrigo todo lo que puedo asi no prendo al mango la calefaccion. Todavia no me mori ni explote de forma espontanea, asi que podrian hacerlo todos.

Zoqueta dijo...

Ni siquiera creo que se fijen en eso. Directamente viven su día a día como les parece, sin fijarse si lo que les parece lo más normal del mundo afecta en algo al entorno.

No sé que es peor realmente...

flo dijo...

Asco me dan... ASCO!!!
sucios del orto, me indignan!

besotes ameba*