Primero, los niños envueltos. Que ya de por si el nombre dista de ser algo disimulado, es desagradable. ¿Quién iría a comer afuera a pedirse un niño envuelto?. ¿Qué clase de jugarreta morbosa del destino es esa?. Bochornoso.
Pero encima usar otros idiomas mezclados para tapar la triste realidad de tan rica galletita...
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¡Guacala!.
Con que esas tenemos, ¡maldita humanidad caníbal!.
Con que esas tenemos, ¡maldita humanidad caníbal!.
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