La Televisión
A fines del año 1999, el presidente del Uruguay inauguró una escuela en la zona de Pinar Norte.
Por tratarse de un barrio de gente pobre y trabajadora, el primer mandatario quiso enaltecer con su presencia este acto cívico.
El presidente llegó desde el cielo. Vino en helicóptero, acompañado por las cámaras de televisión. En su discurso, rindió homenaje a los niños de la patria, que constituyen nuestro capital más valioso y exaltó la importancia de la educación, que es la más rentable inversión en este mundo tan competitivo. A continuación se entonó el himno nacional y se lanzaron al aire globos de colores.
Entonces, en el momento culminante de la ceremonia, el presidente regaló un juguete a cada uno de los alumnos.
La televisión transmitió todo en directo.
Cuando las cámaras terminaron su trabajo, el presidente regresó al cielo. Y las autoridades de la escuela procedieron a recuperar los jueguetes perdidos. No fué fácil arrancarlos de manos de los niños.
Eduardo Galeano - Bocas del Tiempo
Qué fácil es jugar a ser pintor, y con una paleta mágica otorgarle color a una pintura. Colores al agua, de esos que después de un tiempito, con un simple trapito se lavan, se van. O que el tiempo justiciero simplemente revela lo que había abajo.
Todavía me da verguenza pensar que hay personas capaces de hacer cosas como ésta. Capaces de poner la sonrisa hipócrita en los medios para que cuando las luces de las cámaras se apaguen, volver a ser los mismos especímenes que todavía no han terminado de aprender o de aceptar su papel en este universo. ¿Será tan difícil entender?. ¿O el simple hecho de que no importa?.
Mientras, los tuertos vemos solamente lo que nos permiten ver. Y nos regocijamos en un mar muerto plagado de mentiras con patas demasiado largas, para algunos. Cortas, para otros, para la minoría.
Pasó, pasa y seguirá pasando.
No hay peor ciego que el que no quiere ver, dicen.
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