La rubia, acerca de la cual prosigo a explayarme, nomás subir al colectivo arranca con una cantareta de insultos para elegir, y nunca olvidar. La mujer en cuestión, indignada porque el transporte anterior no le paró; desquita su ira nauseabunda con el pobre boludo que acompañaba al colectivero "nuestro" [sólo saltó a defender a la profesión, digamos].
Con una lista interminable cual papiro, que incluía insultos modernísimos como "sorete de mierda" [una ironía olorosa] y también "Vos usás anteojos, por eso sos un mogólico de mierda" [sic.-], la damisela dulce con voz de marimacho, no paró hasta que se le secó la garganta [y a nosotros las pelotas de escucharla tanto] a vivo grito, cuando enderepente saca una botella plástica de muy dudosa procedencia, con un liquido símil orines... y ahí entendimos todo.
La vieja borracha inmunda esta, se ve que el colectivero anterior la vio con la birranga y no le dio ni cinco de pelota. Y era de no creer la cantidad de insultos que profirió en un lapso de 20 minutos que le duró su viaje aproximadamente.
El zoom de mi celular es tan bueno como los hisopos que vende el chino de acá a la vuelta a 3 pe. Por eso el retrato, que la verdad es casi igual.
Jamás imaginé que una mujer pudiera representar tan a la perfección, una fémina que se merece el apodo de "Cacho".
Sorprendente.
Sorprendente.