31 de diciembre de 2010

2010

Este año pasaron muchas cosas. Buenas, malas... ¿el balance? Tiendo a ver todo negativo, aunque de a poco, poquito, intento cambiar eso de mi. As´que esta vez, le voy a poner onda.
No puedo quejarme del todo. Más que nada por la gente que me rodeó, la que sigue estando con el paso del tiempo (y una en particular a pesar de estar a miles de kilómetros, cuya presencia se siente como si siempre estuviera al lado mío), la gente nueva increíble que apareció. Mi inigualable bastón amoroso que siempre está para ayudarme a seguir (y como buen bastón, a pegarme cuando me lo merezco :P). Y fueron varias las veces que lo merecí, je.
El año que viene me espera con facultad nueva (misma carrera, no os asustéis, ya me recibo), con mucha expectativa. Con voluntad para seguir en la búsqueda de un trabajo nuevo, con voluntad para ponerle ganas a todo lo que esté por venir. Ganas de seguir conociendo rincones increíbles de este país. ¡Ganas! El 2011 me encuentra con ganas.

Les deseo muchas ganas a ustedes también. Gracias por estar ahí, por leer, por los comentarios, por la genial compañía que fueron durante todo este año y los años anteriores.
Empiecen con el pie derecho, beban muchas cosas ricas, abracen a las personas que quieren, y sobre todo... disfruten mucho.
¡Feliz 2011, geniales lectores!

30 de diciembre de 2010

oSequios

La época de fiestas, aparte de todo, nos trae algunos de esos regalos que jamás pensaríamos en adquirir para nosotros mismos, porque no nos gustan para nada.
A continuación, una pequeña lista de los que me acuerdo y los que, casi siempre, alguno cae en la repartida.
  • Camisones: No uso. En invierno duermo con cualquier pantalón largo calentito que haya y remera, o algo más abrigado (mi casa es una heladera). En verano, no hay ropa que valga, bombacha y gracias.
  • Reloj: No uso tampoco, no me gusta estar pendiente de la hora, y cuando necesito saberla uso el celular. La fiaca de sacar el celular a cada rato de donde lo tenga, logra que deje de ser esclava del tiempo.
  • Bombachas rosadas: Generalmente las que nos regalan son horrendas, así que terminan criando polillas en el fondo de un cajón. Qué dulces pueden ser los familiares a veces...
  • Ropa en general: Jamás la pegan. Y no soy tan complicada eh, algo negrito alcanza. Pero insisten en querer imponerme algún color X, o algo "a la moda", frase que madre ama particularmente (y yo, obviamente, la detesto con el alma).
  • Anillos: Este tipo de regalos, antes que nada, necesariamente implicaría que averigüemos el talle de la persona a quien vamos a dársela. Pero como eso nunca sucede... el anillo nunca sirve. Ni hablar de saber el estilo del otro, a mi hasta me regalan anillos llenos de brillantes y pelotas con brillitos. Ídem que bombacha rosa: criando polillas en el fondo de un cajón.
De todos estos venía safando, hasta que hoy recibí un reloj. ¿Qué decir en ese momento? Le dije que muchas gracias, uy, no tenía, voy a volver a usar. Me lo puse media hora y ya se me tornó molestísimo.
A que ustedes también tienen una lista de cosas inútiles navideñas (también catalogan para cumpleaños, desde ya)

29 de diciembre de 2010

Esa leyenda llamada Papa Wel

Siempre me gustó la navidad, de pequeña, por la llegada de Papá Noel. El ver los regalos al otro día, y tiernamente esperar algún juguete, la casita de pinypon, alguna muñeca...

La realidad me pegó en la cara cuando una compañerita de la primaria me la dejó bien clara: "Nosotros no venimos de un repollo, tu papá y tu mamá hacen el amor. Ah, y Papá Noel no existe, son tus papás". Ese día llegué a mi casa más blanca que de costumbre. Igual esto no viene al caso, lo cuento hoy como algo gracioso, pero allá a mis 9 años me cayó un poco mal. Me seco una lágrima falsa y sigo escribiendo.

El tema es que este Papá Noel de inocente o tierno tiene poco. Yo me acuerdo que algunas de mis amistades solían escribir cartas a ese ser imaginario (a mi me preguntaban, o me traían cualquier cosa, total no me quejaba, amaba la navidad), y siempre eran juguetitos, muñequitos, pavaditas así. Pavaditas que nos ponían locos de alegría.
Este año escuché a un nene -8,9 años- gritándole a la madre por la calle que si no le regalaba un blackberry para navidad se podía ir a la mierda, y mis recuerdos navideños vinieron corriendo a mi mente.
¿Éramos tan boludos y conformistas, o la felicidad se vuelve cada día más exigente y pendenciera?
Qué lástima. Me dio pena por ella, y por ese nene que no se conformaría con un superhéroe articulado para salir a la calle a jugar con sus amigos.

PD: Al tiempo vi a otro, de edad similar, gritándole enardecido a la madre que le devolviera el chip de la PSP o la iba a cagar a trompadas -sic-, luego de que por ir caminando y jugando por la calle se le cayera dicho aparato al piso, y la madre, ya harta de ver al nene como un robotito tecnológico hasta cuando caminaba, lo levantase e intentara guardárselo, sin éxito, en su cartera. Triste.

23 de diciembre de 2010

Tecno-tudo

Me acuerdo que cuando se empezaban a ver los primeros celulares, me parecía re loco ver a la gente con esos telefonotes hablando por la calle, mientras hacían otras cosas. Yo crecí con el teléfono que discaba tipo a rosca, así que disfruté (y me sorprendió) ver la evolución de la telefonía.
Pero el manos libres del celular, me choca.
Cuando veo a alguien hablando, gesticulando, riéndose, con las manos en los costados... me da la sensación que esa persona se escapó de un hospital psiquiátrico recientemente (o que necesita ir a uno con suma urgencia). Me tienta golpearles el hombro y decirles algo como "Paaaaabre".
Aparte el que habla con el manos libres, como no tiene el teléfono en la mano, tiene esa mirada perdida característica... no sé como explicarlo, pero están como colgados en la nada, mientras se pelean o se ríen con quien sea que esté del otro lado de la línea. Algunos, como no están acostumbrados a no usarlo sin el aparato en la oreja, se agarran del microfonito ese que uno se engancha en la ropa cerca de la boca para poder hablar bien, como si fuera su última chance de no hablarle "al aire".

Ya ni a los locos vamos a reconocer, porque dentro de un tiempo, vamos a estar tan acostumbrados a ver gente "hablando sola", que cuando pesquemos a alguno en esa situación pensaremos algo como "Ah, es el manos libres". No, no es el manos libres, ¡¡está loco!!

17 de diciembre de 2010

Histeriqueadas mías

Me molesta mucho la gente que va cantando canciones de fútbol por la calle (cantando...gritando...) o en el colectivo.
Les pegaría un correctivo en la nuca. Y si encima vienen con la yapa (esto sucede en el colectivo) de que se asoman a la ventana cada vez que el bondi frena, para gritarle alguna pelotudez futbolera a otra persona, peor.
¿Notaron que no pronuncian una "ese" ni aunque les paguen, no? Y todos tienen ese tonito de borrachín de vino tinto de caja, irremplazable.
"No me importa lo que digaaaaaa, lo que diga lo demaaaaaa, sho te sigo a toda parteeee, cada ve te quiero maaa"

DENSO.

15 de diciembre de 2010

TV

Cuando no es una cosa, es la otra [qué frase pedorra, pero es verdad] [?]

El mercado, cada vez más consumista, de pronto nos llevó a que sea casi una obligación tener televisión por cable en los hogares. Qué digo obligación.... una necesidad.
¿Qué pasa si no la tenés? Te tenés que masticar no uno, ni dos, sino 10 programas que hablan todo el tiempo sobre la inmundicia de show que hace Tinelli, y encima ahora de nuevo bancarse la musiquita de Gran Hermano y estupideces como "vamos ahora que pirulito se está bañando" [lo estoy escuchando en este momento, mis padres deben estar mal de la cabeza]. O si no, noticieros trágicos cuyos periodistas distan de ser lo que uno se espera encontrar en un noticiero.
Es insoportable la televisión abierta. Mediocre, desinformada, cargada de cosas trilladas que no son importantes, y llena de pánfilos que dan vergüenza ajena.

Por ahora tengo la suerte de que en mi casa pagan cable porque padre y madre miran muchas películas, pero si el día que me mude tengo que recortar gastos, creo que prefiero volver a la era de escuchar música en la radio y nada más. Total, siempre me puedo enterar del estado del tráfico o del tiempo por internet.

Que lo tiró.

14 de diciembre de 2010

Paseito

Noto que la gente tiene una manía de pasear su perro como si fuera una botella.

¿Se imaginan salir con una botella con una soga? Simplemente la arrastrarían por la vereda, hasta que se cansarían de caminar y volverían a su casa.
El perro necesita oler, para reconocer la zona donde vive, necesita hacer pis y caca (¿qué? ¿vos no?), y de vez en cuando simplemente parar porque algo le llamó la atención ¿O vos no te ponés a mirar a veces las vidrieras cuando estás caminando y ves algo que te da curiosidad? El perro no mirará veredas pero en una de esas una simple ramita o una bolsa lo llevan a pararse.
La otra cosa que veo también, es al perrito tratando de hacer caca, y el dueño/paseador arrastrándolo igual mientras la caquita va minando la vereda o la calle mientras el pobre bicho es arrastrado ¿Te gustaría que te arrastren del inodoro cuando estás sentado en plena actividad? (punto aparte, esa caquita queda donde cayó, nadie la levanta).
O el perro, cansado, queriendo parar unos minutos para agarrar aire y de nuevo, dueño/paseador arrastrándolo por el suelo. Cuando vos seas viejo, ¿querés que te hagan lo mismo cuando te pares porque estás cansado?
Y una que me molesta mucho es ver gente paseando perros con una rama en la mano, con la que golpean al perro si va a oler a otro, o si se pone a oler caca ajena, o si "inserte excusa aquí".

Gente, si no les va tener perro, no lo tengan, nadie los obliga. Pero para llevarlo así, mejor usar una botella en serio, es más barata, no ladra, no caga y no jode.

7 de diciembre de 2010

Época de finales

Tu cuerpo y tu mente saben que estás en la época infame de los exámenes finales, esos que vienen a romperte las bolas en diciembre cuando ya rumiaste las materias todo el año. Esos que llegan para decirte "Eh, ¿qué vacaciones? Pará pará un cachito que todavía falto yo".

Y de pronto te tomás mínimo un café por día, de esos negros asesinos, cuando vos no sos de tomar café durante el año (adicta del té por aquí).
Y te ponés el despertador para descansar a media tarde unos 40 minutitos y seguir estudiando, y a la hora y media te despertás sin entender nada, almohada pegada a la cara, con el despertador cagándose de risa desde tu mano.
Y te empieza a molestar "tener" que salir el fin de semana, porque sentís que perdés valiosas horas de lectura.
Y cuando te despertás a la mañana, lo primero que pensás (o recordás) es algo acerca del final (Hoy me desperté pensando "La abelia grandiflora es sensible al ataque de hormigas").
Y cuando estás mirando una película o haciendo otra cosa, sentís una culpa terrible que supera con creces aquella culpa del que hace dieta y de repente se come un alfajor.
Y de repente te sorprendés a vos mismo mirando a la nada, boquiabierto, tildado, como si tuvieras algún problema mental. Si encima te estás por babear, estás al horno querido.
Y nunca, nunca odiás TANTO que los días estén lindos (¡Vamos que hoy llueve!).

Mi cerebro necesita vacaciones. ¿Dónde está el 20 de diciembre cuando lo necesito?

5 de diciembre de 2010

XXX

El degeneramiento por el que evoluciona año a año la humanidad, ha llegado incluso a ensuciar las fiestas navideñas.


A los que hacen las decoraciones festivas por recoleta, debería darles vergüenza, cochinos. Esas cosas son tetas, no jodamos.