29 de septiembre de 2010

Gordosis in extremum

Llevar tantos meses de dieta encima [que uno realmente termina perdiendo la cuenta], hace que hasta las cosas más impensables nos hagan hacer agua la boca.
Porque, claro, es el momento en que uno de repente se topa con algo que no sólo no suele comer a menudo, sino que hace meses que no prueba, y ya nomás de verlo puede sentir en sus papilas gustativas la felicidad de probar un bocado de dicho manjar del Edén mismo.
Esto es lo que a mi me sucede cada vez que veo una imagen de un sanguchito de miga. Me babeo, y pienso en que me compraría una docena de triples especiales surtidos y me los masticaría sola, sin compartir a nadie, y me bañaría como una cerda en mi egoísmo de gorditud y alegría sinfín, y empujaría con maldad a quien quisiera quitarme uno de mis fabulosos sanguchitos, y hasta tal vez le gruñiría.
¿Cuántas veces comía esto antes de estar a dieta? Una o dos veces al año, con suerte. Y ahora se me hace algo tan increíblemente rico, que me tienta a más no poder.
¿Con cuántas cosas nos pasa eso estando a dieta? Con cientos de ellas. Hasta las pelotudeces que quizá comimos una sola vez en la vida, se vuelven de pronto tentaciones difíciles de resistir.
Es el alma del gorrrrrdo que llevamos dentro, que está harto de comer la remolacha con tomatito y la frutita de desayuno. ¡Quiere que lo alimenten de verdad!

28 de septiembre de 2010

Asquerosos

Las publicidades de activia [para el que no sepa, es un producto que ayuda a la mujer a "ir a hacer popó" cuando está seca de vientre] cada vez son más escalofriantes.

Hace un rato vi una, donde está Georgina Barbarrosa [mujer que, dicho sea de paso, me cae pésimo], y le dice a la pobre mujer hinchada y con la panza hecha una bola que tome activia por 14 días y le deja una filmadora para que grabe como se va sintiendo.
¿Ah? ¡¿Una filmadora?!

¡¿Qué clase de inmundicia es esta?! Así que ahora, encima que usan a pobres mujeres que no tienen la capacidad para ir de cuerpo todos los días y quitarse el exceso corporal de sustancias que no pueden ser asimiladas por su cuerpo, para ser mostradas en televisión donde millones de personas miran esas desagradables publicades a diario; ¿también les hacen GRABARLO? ¡Qué asco!
Yo puedo entender que den una filmadora [cosa que "suelen hacer"] en publicidades de jabón en polvo, de otros productos de consumo... ¿pero en una publicidad de un coso para cagar?
Puajjj

27 de septiembre de 2010

HDP!

En esta ocasión le voy a dedicar el flamante hija de un camión de putas HDP a esa [porque siempre es mujer, no falla] que te toca de compañerita de asiento en el colectivo, cuando te sentás en esos asientos de 2.
En estas ocasiones, vos te sentás del lado de la ventanilla, con la felicidad de ir mirando por la ventana para no aburrirte tanto... cuando aparece ese inmundo ser despiadado, esa bestia maldita caída de los cielos... y SIEMPRE va a ser el día que vos parecés un equeco de la cantidad de boludeces que tenés encima. Sea una mochila gigante, bolsas varias, o algo realmente grande que hace que tu viaje sea un poco más incómodo que lo usual.
¿Qué hace esa harapienta y cruel cerda? Una vez que vos quieras bajarte del colectivo y atines a pararte para proceder a salir del asiento [cosa que en general no hacemos 5 minutos antes de bajar, si no casi sobre el filo de tener que tocar el timbre], la grandísima culo roto desgraciada, con suerte, dará un giro de 90 grados sobre su trasero, invitándote a que intentes salir del asiento con todos los bártulos que llevabas encima. A veces, ni siquiera gira, sino que aprieta sus piernas hacia atrás, como si realmente eso fuera a achicar el ínfimo espacio que te queda a vos para moverte.
¿Qué carajos le cuesta a esta yegua mal parida inmunda, levantarse y dejarte pasar? Nada. Y no me refiero a aquellas pobres señoras a las que ya bastante trabajo les costó sentarse como para pararse por vos, si no de esas conchudas guachas que ni se dan cuenta [ni les interesa] que ese espacio de mierda miércoles no te va a dejar salir a tiempo con todas tus cosas.
Y hay una cantidad de consecuencias varias, que van desde perderse de bajar en la parada que tenías que bajar, por tratar de salir por el pasillito [sin olvidarse de putear a la ilustre compañera en arameo y otros idiomas] a salir despedido cual pedo de poroto con todas las bolsas por la fuerza que uno hace para apurarse.
Malditas culo pesado, ¡malditas!

23 de septiembre de 2010

Literaria enfermita

Amo los libros.

Me encanta tener la biblioteca llena de ellos. De distintos tamaños, colores, estilos.
En ella tengo desde novelas policiales, libros de amor, de fantasía, medievales, de cuentos. Me gusta regalar y que me regalen libros, y cuando me los regalan, me gusta que me los dediquen, me da la sensación de que es un lindo detalle para el recipiente.
Me fascina ir a lugares como el Parque Rivadavia y buscar perlitas perdidas en ese mar de cajas y cajas llenas. El olor del libro viejo de páginas amarillentas, con las tapas rotas, es único. Casualmente hoy me traje del parque "Tiburón", con las tapas rotísimas, y ese aroma a "fui leído en varias ocasiones" que me gusta tanto.
Qué lindo es leer. Sentarse en cualquier lado, siempre que sea cómodo (sí, el baño es un lugar idóneo, entre otros) y dejarse llevar por la historia, y que nada más importe.

Confieso que es mi vicio más fuerte (junto con los juegos de pc :P) para desconectarme del mundo y encontrar mi lugar. Y confieso que soy una de esas bestias, que ademas de leer rápido, leen muchos libros al año... y me siento vacía si no tengo algo para leer casi a diario.

Sí señor. Qué lindo es leer. :)

20 de septiembre de 2010

Campo minado

La mayoría de las personas que conozco que hayan visto la película "Ceguera" [Blindness], tienen una escena de la película bien grabada en la cabeza, por la repugnancia que le causó: la escena cuando ella [Julianne Moore] camina por los pasillos del lugar donde están todos encerrados, y lo hace intentando esquivar [no con mucho éxito] la cantidad de soretes excrementos que hay [por si alguien no la vio, mucha gente queda ciega de pronto... imaginense que encerrados, y con necesidades básicas... en fin]. Un asco.
¿A quien le gustaría caminar en un lugar donde haya que esquivar caca? ¿Donde no se puede caminar si no es mirando al suelo? A nadie. Si se lo pregunto a cualquier persona, me miraría con cara de asco, y me diría algo como "Ay querida, que asquerosa, ¿cómo vas a caminar pisando caca?".
Entonces, ¿alguien me explica por qué casi nadie levanta las caconas de sus perros en la calle?
En algunos lugares de la ciudad, sobre todo en parques y plazas que no tienen vigilancia, cada vez se me es más difícil pasear MI perro y volver a casa con las zapatillas limpias. Siempre, siempre, termino pisando alguno.
Es inexplicable.
Por un lado les da un asco terrible cierta escena de una película, ¡pero es la realidad de todos los días! Y ahí no se quejan... ¿qué onda? Mi no entender.

15 de septiembre de 2010

Odd

Nunca supe cómo ver las "palabras clave" de buscadores con las cuales la gente termina cayendo en este blog, hasta hoy. Leyendo por aquí, me vengo a enterar que ahora, solamente ingresando al escritorio de blogger y viendo las estadísticas, podemos encontrar las palabras clave más usadas en las búsquedas.
Notable fue mi sorpresa.
Notable y... en fin. Mi cara destilaba un "¡qué demonios!" clarísimo.


Pedazo de culo... ¡ja!

14 de septiembre de 2010

Todo se aprende

Chusmeando actualizaciones de facebobok, me encontré con esto:

Wow, ahora sé que en realidad Guten Tag no era una palabra en alemán, y que mi habla de la lengua francesa deja mucho que desear.
No nos salvamos de los "forwards" en ningún lado, eh. Pero está bueno, estos al menos te enseñan a hablar (?).

12 de septiembre de 2010

¡¡¡Balaseraaaa!!!

No suele gustarme hacer críticas de películas después de haberlas leído en el blog de Renegado, ya que el compadre bloggero tiene una maravillosa mano para escribir sus críticas y sinospips, pero a veces es motivo de fuerza mayor.

"The Expendables" es una película que ya me llamaba la atención por su gran cantidad de actores importantes: Sylvester Stallone, Jet Li, Arnold Swarzglefjgnjhegger, Jason Statham, Mickey Rourke, Bruce Willis, Terry Crews [el morocho que en la película "Click" tiene una escena donde canta ridículamente en un auto, escena con la que indefectiblemente lo relaciono en cuanto lo veo] y tantos otros grandes.
Una película ideal para el que le gusta el bardo, la balasera, el quilombo de ametralladoras, la sangre por todos lados, los cuerpos que vuelan por la pantalla... en fin, una cosa sangrienta y entretenida, una de esas películas que uno SABE que es no es para decir "qué buena película che", pero sale del cine diciendo "buenísimaaaaa", revoleando las manos hacia arriba.

Una de esas películas que puedo resumir en dos simples imágenes:


Los primeros dos segundos de película podrían ser retratados con la imagen de arriba. Típica imagen de paz, de serenidad, esa cara que uno pone cuando por fin empieza la película y mientras se disfruta la comodidad de la butaca. Qué bello momento, con una gaseosa bien fría a un lado, sabiendo que por lo menos los próximos 90 minutos nos conectaremos con otra realidad, nos iremos a otro mundo...

Y los siguientes 58495835983 segundos son de "¡¡BARDOOOOOOOOOOOOOOOOO!!". Te subís al asiento, pelás la escopeta, y festejás cada vez que una de esas armas épicas dispara en la pantalla.

En definitiva, no encuentro otra forma de decirlo que esta: Si les gustan las películas barderas, tienen que verla. No es la mejor película del año ni cerca, pero realmente es entretenida, y no se van a aburrir ni un momento.
Eso sí, tal vez les de un poco de lástima ver a nuestros viejos héroes tan avejentados... pero siguen siendo re capos.

8 de septiembre de 2010

Épocas de entrenamiento

Llegó esa época en que ir al gimnasio se torna una tortura china.

Intento seguir al profesor en las clases, pero también tengo que vigilar que no me pise la cabeza la chica que tengo atrás, y no pisarle yo la cabeza a la de adelante.
Quiero hacer cinta o algo, y tengo que "hacer fila" esperando que alguna se libere.
Todo el lugar apesta a tufo, como siempre, pero potenciado. No hay ventanales que sirvan, y evidentemente, no hay desodorante que no abandone tampoco.
Empieza a poblarse de adolescentes y jóvenes de entre 11 - 13 años, que ya le dan menos pelota al colegio, y usan el gimnasio como "guardería" de turno.
Ya no puedo ir a las 5 de la tarde y encontrar el lugar levemente desolado, con esa paz que te transmite hacer ejercicio más o menos desde marzo hasta agosto...no. Ahora todos se acordaron que están hechos unos cerdos rollizos, y se matan por tratar de llegar al verano un poco más "decentes", si se quiere.

No vale, yo me morfo el gimnasio todo el año, manga de ignaros. ¡Acuérdense de dejar de lastrarse todo más temprano!

6 de septiembre de 2010

Nueva sección // HDP!

Teniendo este blog una existencia que comienza allá por el 2004, con cientos de entradas, en su mayoría de dudosa seriedad, debo confesar que me acordé tarde de poner un poco de orden a las cosas que suelo escribir.
Si bien DonBlogger nos brindó la facilidad mediante esto de las etiquetas, sospecharán ustedes que no voy a empezar a etiquetar boludeces genialidades que tengo desde aquel tiempo, por lo que directamente me hago la pelotuda paso a crear inaugurar una nueva sección a la que, seguramente, recurriré en más de una ocasión. Es más, conociendome, se me van a ocurrir muchas gentes que nombrar acá... oh sí, las delicias de ser una persona tan cálida y paciente.

Así doy comienzo a HDP!

No están podridos de ese HDP que vino a este universo, cayendo en el momento exacto para sólo arruinarnos la existencia por ese diminuto instante, que se transforma en un largo momento de incomodidad? Yo creo que sí. Creo que ustedes, como yo, están más que podridos de este sorete hijo de mil putas inmundo que sólo tiene como propósito hinchar los quinotos hasta que finalmente explotan y se pierden en la estratósfera. Sé que sienten como yo. Os cors [en este blog se hablan varios idiomas a la perfección]

Por eso hoy, como primer HDP, voy a nombrarte a vos. Sí, a vos, que te hacés la gila cuando te conviene. A vos que cuando ves llegar el colectivo, te cagás en todos los tarados que hacía media hora estábamos haciendo fila, y te mandás corriendo a subirte antes que los demás.
A vos, que cuando en voz alta y de forma muy disimulada, te empecé a bardear y te hiciste la sorda, pero me dedicaste una leve mirada de soslayo, como quien no quiere la cosa.
A vos, que ojalá la próxima vez, la máquina expendedora te trague todas las putas monedas y te tengas que bajar del colectivo por garca, sucia y chota.
A vos, que espero que cuando vayas al supermercado la próxima vez, te comas una fila de 20 minutos, y cuando estés llegando a la caja la cajera te diga "no, disculpame, esta es un caja para 15 unidades máximo, y vos tenés 16, hacé otra fila".
A vos... a vos habría que mandarte a la madre que te parió, y a todos los manga de soretes que hacen lo mismo.

Y la próxima vez te meto la traba, mínimo.

1 de septiembre de 2010

La vida a dieta

Hay algunas personas que, por cosas de la vida, excesos, rock n' roll, ponerse en pareja, y algunos muchos otros "etc's", pasan varios meses al año [y en algunos casos, varios años] haciendo dieta por intentar vencer esa barrera adiposa que impide sonreír al probarse un pantalón.
Como conocedora de causa, ya que por la dupla "dejar de fumar + ponerse de novia" me manduqué unos cuántos kilos de más, me sentí en la obligación de realizar un pequeño análisis de la evolución del "ROSTRO DE DIETA", el que va mutando con el paso de las semanas.


El primer rostro que encontramos es el de "GANADOR TOTAL". Este data de las primeras semanas. Uno finalmente se da cuenta que no hacía falta vivir morfando pan, hidratos, dulces, y demás, y que se puede vivir y sentirse satisfecho con carnes + vegetales/ensaladas. Es el momento en que uno se siente más CAPO, más "me la re banco", también un poco "soy re groso, mirá como me cuido". Vas al nutricionista y la balanza te canta feliz esos kilos que vas bajando, seguramente rápido [si tenés mucho sobrepeso], porque el cuerpo finalmente piensa "por fin dejaste de lastrar, gorrrrdo" y la grasa del principio desaparece más rápido. Vas a las reuniones sociales con un tupper donde llevás tu comida, y si te convidan dulce, inflás el pecho orgulloso y tirás un "no, gracias, me estoy cuidando". También pedís coca light cuando vas a comer afuera, le ponés edulcorante al café, y si te pinta un hambrín, te comés una frutita o dos. Espectacular.


Llegamos al segundo rostro, el "UNITO SOLO". Con el correr del tiempo, empezás a sentir esa fatiga de falta de comida de porquería, o de dulce, o algo rico, y te das un gustito. Total, uno sólo... Después te podés dar dos gustitos, total, comprobaste en la última visita al nutricionista que la balanza seguía inclinada hacia tu favor, y seguías perdiendo peso. En tu cabeza ronda un "Ah bueno, si me comí ese chocolatito y no pasó nada, entonces el finde que viene me tomo un heladito, si me sigo cuidando no hay peligro". Satanás comienza a tentarte con cosas ricas prohibidas, y vos, que sos un boludo bárbaro y te confiás, le seguís la corriente y de vez en cuando te lastrás algo bien rico. Empezás a cansarte del brócoli, de la ensalada, "todos los días lo mismo", "hace frío para comer lechuguita", "un pochoclito en el cine, dale, no hace nada". Danger.


Y acá es cuando llega el mes jodido, y la cara de "YA FUE". Te confiaste demasiado, te dieron el codo y vos te agarraste del brazo, y te morfaste todo. Con excusas como fiestas, reuniones, reencuentros con amigos que hace mucho no veías, recetas increíbles que encontraste en internet, el cumpleaños de tu cobayo, etc, te atracaste al menos dos o tres veces por semana. La emoción dulce/salada de lo adictivo hace que tu cerebro produzca tantas enzimas de felicidad que te olvidás completamente de que sos un ser que sigue a dieta, y no le hacés asco a nada. Ya te olvidaste el tupper en casa, las frutas se están pudriendo en la heladera, la ensalada se caga de risa en un estante, te olvidás de comprar yoghurt y no te importa. Vas a la nutricionista...y te agarra un patatús. Engordaste. Vos, vos que venías tomando juguito light y comiendo verduritas, y venías siempre en bajada. Aunque sea poco, aunque haya sido menos de medio kilo [400 gramos en mi caso en ese mes del terror], ENGORDASTE. ¡Precaución!


Y llega el rostro triste, el "JODETE". Volvés a la dieta, pero te dan la fuertecita, esa que te saca hasta la tostada de la mañana. Obviamente como venías comiendo sano desde un principio, no te cuesta nada retomar lo sano, pero, ¿qué pasa? Acá es cuando el destino te tiende una trampa mortal, y el Señor Murphy, burlándose de tu corazón roto, te pone mil y un pruebas en el camino. Vas a putear como nunca, porque allá donde vayas va a haber algo que te tiente. Te juntás con unos amigos: compran galletitas de chocolate. Te juntás con otros: piden pizza y comen papitas. Vas a lo de tu suegra: prepara las pastas más ricas del universo. ¿Y vos? Con el tuppercito del orto y este pomelo de mierda laremadrequeteparió, sufriendo por ser un morfón que no se controló y ahora tiene que ponerse las pilas. Mal humor, quejas, bronca, ganas de tirarle el pomelo en el medio de la cara al forro que te invita a su casa y compra chocolates, y de hacerle un enema de apio al que inventó esos hidratos de carbono que tanto te gustan. Atenti a la mala onda y a la cara de culo perenne.

Pero gracias a esos sacrificios, a cambiar el azúcar por el edulcorante, a dejar las cosas que te gustaban, y a volver a romperte el lomo: vas a volver al nutricionista, y vas a comprobar feliz que tus últimos esfuerzos no fueron en vano. Y la ronda...vuelve a empezar.

Es así, es la vida del que le gusta comer, pero también le gusta que año a año la ropa le siga entrando. Y para algunas personas, la unión de ambas cosas es un poco complicada. Sobre todo cuando no es que la ropa no te está entrando, sino que ese jean que tanto te gustaba, se te queda en la mitad del muslo y no quiere subir más.

¡Un aplauso al que se banca la dieta y el jean ahora le queda grande! Pero por las dudas, brindemos con un juguito.